NETWORKING: nuevos modelos de crear red

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De dónde venimos...

En el mundo profesional y, sobre todo en el mundo del emprendimiento, el networking surge como una actividad que tiene como objetivo ampliar tu red de contactos profesionales con la finalidad de dar a conocer tu producto o servicio y, a la vez, conocer a otros profesionales con los que crear sinergias o colaboraciones.

Aunque ya desde finales del siglo XIX hay referencias que pueden identificarse como actividades de networking, no es hasta finales del siglo XX cuando se empieza a hablar del networking profesional como una herramienta que sirve a empresas y empresarios, emprendedores y profesionales, a aumentar su red de contactos con la intención de crear relaciones, detectar oportunidades de negocio, buscar clientes potenciales, etc.

Estos objetivos tan «estratégicos» marcaban la estructura y dinámicas que podíamos encontrarnos cuando nos convocaban a un networking:

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un grupo de personas cargados de tarjetas, folletos y otra información comercial que esperaban su turno para presentarse, contar a qué se dedican -generalmente en un tiempo reducido- sentarse y escuchar al resto, en el mejor de los casos, o irse -tras dejar un taco de tarjetas en alguna mesa- en el peor.

Bueno, lo he pintado muy frío y desagradable, y, en honor a la verdad, hay que decir que, generalmente, la sesión incluía un momento de café en el que podías entablar una conversación más cercana con aquellos contactos que habían despertado tu interés durante sus intervenciones.

Actualmente...

En pleno siglo XXI (sí, ya estamos en pleno siglo XXI, el de la Odisea en el Espacio, o Blade Runner…) la necesidad de relacionarse, de seguir creando red y de crecer personal y profesionalmente, sigue intacta.

Quizá, en el momento actual, esta necesidad se pone más de relevancia por los efectos de la pandemia por el COVID-19 y confinamiento, que ha determinado y condicionado nuestra forma de relacionarnos en los últimos dos años.

La tecnología, sin duda, nos ha permitido seguir en contacto, en el mejor de los casos, no parar nuestra actividad profesional e, incluso, ha servido de oportunidad para nuevos modelos de interactuación y relación entre las personas.

Pero, ¡queremos más!
Queremos vernos los cuerpos, además de las caras.
Queremos tocarnos.
Queremos captar los matices de nuestras expresiones.
Queremos ese «calorcito» que sólo lo presencial nos aporta. 
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Y esa búsqueda de «calorcito», además, hace que huyamos de esos formatos fríos en los que cada uno «va a hablar de su libro», y busquemos espacios que nos permitan conocer, conectar y compartir con otras personas.

A diferencia de los años 80 y 90 del siglo pasado, para vender, actualmente, ya está tu web, las redes sociales; puedes pagar un anuncio en prensa y pedir ayuda a un montón de diferentes profesionales del marketing y la comunicación para llegar a tu cliente ideal. 

Pero para conectar con las personas sólo estás tú.

Tejiendo red...

Desde que he llegado a este mundo del emprendimiento, he descubierto muchas y buenas propuestas para fomentar la conexión y crear espacios donde poder compartir no sólo nuestras propuestas profesionales o comerciales, sino aquellas inquietudes, dificultades, y ¡alegrías! que nos acompañan en el camino de crear una empresa.

Y sigo descubriendo nuevos formatos que huyen del modelo frío y del empresario encorbatado cargado de folletos. Son propuestas para conocer gente en torno a un café, una cena, una charla…

Son espacios de encuentro en los que las personas se muestran con naturalidad, acuden con la mente abierta, desde la generosidad de compartir  su historia, su experiencia, y nutrirse de la de los demás.

Proliferan las comunidades de emprendimiento, los círculos de mujeres (y ya también de hombres ¡gracias!) y los encuentros que fusionan lo social con lo profesional. 

Porque… ¿podemos disociar al profesional de la persona y viceversa?

En sus mensajes encontramos términos como sostén, red, acompañamiento, crecimiento en comunidad. Y es que todas tienen en común que ponen a la persona por encima de todo y defienden que crecimiento personal y profesional, tienen que ir de la mano.

Muchas de estas iniciativas han surgido o crecido en los dos últimos años por esa necesidad de conectar con otras personas. Y gracias a la tecnología ha sido posible:

Redes sociales, página web, grupos de mensajería instantánea, plataformas de eventos en línea… 

Gracias por esa ventana al mundo

Gracias por la inmediatez

Gracias por el entretenimiento

Pero… me quedo con esto:
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